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El Evangelio, la justificación por la fe

El fin supremo y objetivo final del evangelio Cristiano, es responder a la pregunta que propuso Job hace siglos: Como, pues, se justificara el hombre para con Dios?75 Esto es a

lo que todo se reduce. El propósito del evangelio es hacernos justos ante los ojos de Dios, para hacernos aceptables ante Dios, para que podamos presentarnos en la presencia de Dios.76 Este es el propósito central del evangelio. ¿Conozco a Dios? ¿Me llevara mi salvación delante de la presencia de Dios? Este es el objetivo de la salvación cristiana. En sumo grado concierne a la justicia.77

¿Cómo puede un hombre ser justo delante Dios? Si mantenemos la ley, podemos ser llamados justos delante de Dios? Cuanto más sabemos de la ley y tratamos de cumplir con la ley, tanto más seremos condenados por la maldición de la ley. La ley no nos puede llevar a la justicia. Este es un problema humano que nunca podremos resolver con nuestras capacidades.
Lo que se revela en el evangelio, dice que es la manera de Dios de resolver este problema. Y la manera de Dios de resolverlo, es que Dios mismo nos da la misma justicia que Él exige. Y esto es el evangelio! El evangelio nos habla de la justicia de Dios, una justicia provista por Dios, ‘en’ y ‘por’ medio de nuestro Señor y Salvador Jesús Christ.78
Ahora bien, si Dios justifica al pecador, no quiere decir que Él encuentre razones para probar que el pecador estaba correcto, ni mucho menos. Esto no quiere decir ni siquiera que él haga al pecador un buen hombre, en este punto. Lo que sí significa es que Dios trata al pecador, como si no hubiera sido un pecador en lo absoluto. En lugar de tratar al pecador como un criminal a ser destruido, Dios lo trata como a un niño para ser amado. Eso es lo que significa la justificación. Significa que Él no nos ve a nosotros como infractores de la ley que deben ser castigados, sino como hombres y mujeres, sólo para ser amados. Esa es la esencia misma del Evangelio.